Un día muy lluvioso de finales de noviembre en una mañana laborable, una no imagina entrar en una cafetería al aire libre, solo protegida por un toldo y encontrarla repleta de gente. Pero así es Makika.
Me pedí un sándwich de atún y un capuchino. Mientras en los laterales sobre el filo de toldo y encima de las plantas que rodean en patio, cascadas de agua de lluvia caían alegremente y en la silla había mantita de abrigo.
Todo es artesano. El trato te alegra un día pasado por agua. Y si te preguntas por qué un montón de gente iría a comer a un patio donde chorrea el agua a tu alrededor, deberías ir a Makika.
Con el eterno encanto añadido de estar en La Laguna cualquier día del año.
PD: Por algún problema técnico no me deja insertar el mapa.
Makika & Co: San Juan, 15. La Laguna.